
Abandonar CirComedia era algo impensable para los demás, como si Leticia no existiera sin CirComedia y viceversa. Nadie podía asumir la idea de que yo iba a renunciar a la gran creación de mi vida.
Mi respuesta era el cansancio. Pero la verdad, es que sentía que estaba fracasando. Las cosas no iban como yo las había planificado, y lo único que me venía a la mente era lo injusto que era la situación dado todo lo yo había trabajado para lograr lo mejor. Injusto, injusto, injusto.
Tan injusto me resultaba todo, que decidí cortar con todo. Todo lo que con mucho trabajo había edificado, se estaba derrumbando, por mil motivos, y yo veía como se estaba cayendo a mi alrededor.
No importaba a cuántos mentores, artistas y empresarios hubiera leído. Todos ellos hablaban del fracaso como algo genial, como un súper maestro que solo nos dejaba crecimiento. En la teoría sonaba fabuloso, pero era la primera vez que estaba en cuerpo y alma en un gran fracaso, y en los hechos se sentía distinto que en los libros.
Los "amigos" que me habían acompañado en los buenos momentos, no estaban allí tan firmes cuando la cosa se puso fea, y eso no ayudó en nada. Me sobraba una mano para contar a quiénes permanecieron allí a pesar del mal panorama.
Mis "enemigos" estaban ansiosos de que todo se terminara de caer pronto y con dolor pude ver como se veían más que satisfechos con la situación.
Y yo, ya no era la misma tampoco. Me iba derritiendo con todo y esa energía hiper activa que me caracteriza no aparecía ni por asomo.
No voy a entrar en detalles, pero un día tuve la genial idea de pedir ayuda. Y la clave de todo fue: AGUANTAR.
Algo tan simple, y tan poco técnico como aguantar. No había más secretos, había que resistir. Porque a pesar de que la frase es un cliché, yo comprobé que nada es para siempre.
Cuando soporté tanto que creí que iba a explotar y renunciar, todo se calmó. Las soluciones comenzaron a aparecer, mi fuerza creativa comenzó a aparecer en cómodas cuotas y con ella mi capacidad de resolver problemas. ¡Justo! Justo cuando ya me había decidido a abandonar el barco en vez de pelear para sacarlo a flote. Y lo injusto se transformó en ¡justo!
Mis verdaderos amigos contados con una sola mano estaban allí, recibiendo con felicidad el triunfo. Mis súper amigos en las buenas, también habían vuelto. Pero solo pasaron a ser conocidos para mi. Mis "enemigos"...bueno, ellos se desilusionaron un poco.
Pero no todo terminó allí. Toda la presión que soporté, me fue compensada por duplicado, ¡o más! Todo se multiplicó...tanto que hasta hoy disfruto de la abundancia que me dejó ese tremendo fracaso.
Hoy, recién hoy, después de haberlo insultado y criticado de más, lo considero mi amigo. Mi amigo el fracaso me mostró que había cosas que estaba haciendo mal, entonces todo comenzó a funcionar mal. Y me mostró como hacerlas bien, y me pasó por una mezcladora, y me sacó más fuerte, pulida, y con verdaderos amigos.
CirComedia estuvo a un pelín de esfumarse, ahora lo sabés. Hoy, con el pecho inflado de orgullo, puedo contarte que está posicionada como una de las Compañìas de Artes Circenses más importantes del país. Recibimos más de 500 alumnos por año del Uruguay y el exterior, somos un equipo de 17 artistas orgullosos que vivimos de esta profesión que amamos.
Y nada de esto hubiera pasado, si no fuera por mi amigo el fracaso.
"Cada fracaso, lleva en sí la semilla de un beneficio igual o mayor" Napoleón Hill.
Leticia Mato - Directora de Circomedia
Coordinadora del Programa de Mentoría.
Si ya sos emprendedor/a o sentís que es parte de tu esencia y querés incursionar en esta vida maravillosa, sumate a nuestra tribu de emprendedores. Nos va a encantar recibirte.
¡CLICK AQUÍ PARA COMENZAR A RECIBIR EL BOLETÍN DE LETICIA!
¿Querés ser emprendedor artístico y precisás ayuda? ¡Hacé lo que amas!