La pregunta ¿cómo va todo? es una especie de formalidad con cierto porcentaje de interés real. La muletilla totalmente falsa es la respuesta..."todo bien...todo tranqui"
Me acuerdo cuando hace muchos años ya, estaba en mi casa, yo vivía aún en Buenos Aires, y me llama un chico en el que yo estaba interesada y me invita a salir a tomar algo. "¡Claro!" le respondí, no iba a desaprovechar la oportunidad de salir con el al día o la noche siguiente ...o no. Ya que el me respondió "Genial, paso por ahí en una hora, ¿te parece?"
Epa...epa. ¿Una hora? Realicé una radiografía veloz sobre mi aspecto: pantuflas, remera enoooorme, pantalón piyama gigante, maquillaje corrido (lo que quedaba de el), ojeras, y mi pelo...Dios, mi pelo...mejor ni describirlo.
Pero como era muy valiente y recapacité en la gran oportunidad de salir con este chico, le dije "¡Sí, obvio!" Cuando corté, no recuerdo haberme movido tan rápido en toda mi vida. Ducha, depilación, secador, planchita, buscar la ropa perfecta, los zapatos, maquillaje, base, delineador, rimel, lapiz de labio (para después sacarme todo porque tampoco era la idea ser un payaso), perfume, desodorante, hilo dental, todo empezó a volar por el cuarto. Después...la casa. ¿Y si pasaba? ¿Y si pedía agua, o pasar al baño? ¡10 minutos! Como tornado, recoger la ropa y tirarla donde no se ve, escoba veloz, trapo volador, lavar la vajilla como nunca en mi vida, y...¡timbre!
Así...cuando abrí la puerta...super relajada como si toda mi vida hubiera estado así, tranquila, bien vestida y peinada, con la casa impecable y una sonrisa de relax... "¿En qué andabas? Nada...acá, tranqui...esperándote" (¡Mentirosa!)
Bueno, para ser claros, todos elegimos lo que queremos que se vea desde afuera. Y las empresas o instituciones evidentemente no somos la excepción. Mostramos los resultados de ciertos procesos, "vendemos" lo que queremos que se vea. De eso se trata. No es ninguna novedad.
Pero, ¿cómo se vive la interna? ¿Qué hay detrás de tanta supuesta perfección y asuntos resueltos?
No voy a mentirte. La vida dentro de Circomedia dista de ser tranquila. Y como a veces los procesos son más divertidos que los resultados, queremos que conozcas qué hay detrás del telón. Lo que no se ve...
Los inicios en marzo del año lectivo son maratónicos. Tenemos cientos de inscripciones, enredos de papeles, falta de horas en el almanaque y corremos de una sede a la otra como locos tratando de que no se nos pase nada. (Algo que aún no hemos logrado) Controlar los cupos, que no esté agotado, que no sean muy pocos, que todo esté pronto en la fecha de inicio de cada taller, y cuando entra el alumno, que las inscripciones estén correctas, que cada uno tenga su ficha, en fin...
Entre corridas, rezongos, gritos, frustraciones y nervios, llegan las reuniones de profesores, repartir horarios, enredar y dar vueltas las horas para todos lados, concretar las nuevas metas anuales y objetivos para toda la Compañía, fijar la fecha de finalización y muestra y conocer a las nuevas integraciones al equipo.
Y entre tanta cosa para hacer, empiezan las embarradas que limpiar. Talleres que fueron fijados en el mismo horario, en la misma sede, en el mismo salón... (¿?), pendientes que nunca fueron resueltos, errores humanos en las inscripciones, aplazar fechas de inicio y unas cuántas cositas más.
Claro, cuando llegamos a destino, olímpicos, limpitos, peinaditos y perfumados como yo con mi cita, parece que el temporal nunca hubiera pasado. Pero sabemos que el camino al crecimiento y al éxito no es recto ni está lustrado.
De hecho, marzo es solo una fracción del año. Luego continúa y se hace imparable. Se siguen creando programas nuevos de formación, a ensayo y error, ya que algunos de mis programas creados no han funcionado y han rebotado al archivo histórico. Otras creaciones despegan y funcionan de maravilla, pero antes tal vez hubieron varias que no.
¿Qué quiero decir con esto? Que es prácticamente imposible vivir en un terreno llano sin complicaciones cuando decidís ponerle el pecho a tu proyecto. Que detrás de eso que tal vez parezca que surgió de la nada y fue un éxito de la noche a la mañana, hay muchos fracasos, errores y tentaciones de rendirse.
Que así como yo tengo que ver fracasar varios proyectos míos para que uno al final funcione de maravillas, vos ves la maravilla pero ella es el fruto del error.
Y está bien. De eso se trata.
Te invito a intentarlo, a fracasar, a equivocarte mucho, y a recoger frutos jugosos. Y al final de todo...peinadit@...impecable.
Leticia Mato - Directora de Circomedia.
Coordinadora del Programa de Mentoría.
¿Querés ser emprendedor y precisás ayuda? ¡Hacé lo que amas!
Me acuerdo cuando hace muchos años ya, estaba en mi casa, yo vivía aún en Buenos Aires, y me llama un chico en el que yo estaba interesada y me invita a salir a tomar algo. "¡Claro!" le respondí, no iba a desaprovechar la oportunidad de salir con el al día o la noche siguiente ...o no. Ya que el me respondió "Genial, paso por ahí en una hora, ¿te parece?"
Epa...epa. ¿Una hora? Realicé una radiografía veloz sobre mi aspecto: pantuflas, remera enoooorme, pantalón piyama gigante, maquillaje corrido (lo que quedaba de el), ojeras, y mi pelo...Dios, mi pelo...mejor ni describirlo.
Pero como era muy valiente y recapacité en la gran oportunidad de salir con este chico, le dije "¡Sí, obvio!" Cuando corté, no recuerdo haberme movido tan rápido en toda mi vida. Ducha, depilación, secador, planchita, buscar la ropa perfecta, los zapatos, maquillaje, base, delineador, rimel, lapiz de labio (para después sacarme todo porque tampoco era la idea ser un payaso), perfume, desodorante, hilo dental, todo empezó a volar por el cuarto. Después...la casa. ¿Y si pasaba? ¿Y si pedía agua, o pasar al baño? ¡10 minutos! Como tornado, recoger la ropa y tirarla donde no se ve, escoba veloz, trapo volador, lavar la vajilla como nunca en mi vida, y...¡timbre!
Así...cuando abrí la puerta...super relajada como si toda mi vida hubiera estado así, tranquila, bien vestida y peinada, con la casa impecable y una sonrisa de relax... "¿En qué andabas? Nada...acá, tranqui...esperándote" (¡Mentirosa!)
Bueno, para ser claros, todos elegimos lo que queremos que se vea desde afuera. Y las empresas o instituciones evidentemente no somos la excepción. Mostramos los resultados de ciertos procesos, "vendemos" lo que queremos que se vea. De eso se trata. No es ninguna novedad.
Pero, ¿cómo se vive la interna? ¿Qué hay detrás de tanta supuesta perfección y asuntos resueltos?
No voy a mentirte. La vida dentro de Circomedia dista de ser tranquila. Y como a veces los procesos son más divertidos que los resultados, queremos que conozcas qué hay detrás del telón. Lo que no se ve...
Los inicios en marzo del año lectivo son maratónicos. Tenemos cientos de inscripciones, enredos de papeles, falta de horas en el almanaque y corremos de una sede a la otra como locos tratando de que no se nos pase nada. (Algo que aún no hemos logrado) Controlar los cupos, que no esté agotado, que no sean muy pocos, que todo esté pronto en la fecha de inicio de cada taller, y cuando entra el alumno, que las inscripciones estén correctas, que cada uno tenga su ficha, en fin...
Entre corridas, rezongos, gritos, frustraciones y nervios, llegan las reuniones de profesores, repartir horarios, enredar y dar vueltas las horas para todos lados, concretar las nuevas metas anuales y objetivos para toda la Compañía, fijar la fecha de finalización y muestra y conocer a las nuevas integraciones al equipo.
Y entre tanta cosa para hacer, empiezan las embarradas que limpiar. Talleres que fueron fijados en el mismo horario, en la misma sede, en el mismo salón... (¿?), pendientes que nunca fueron resueltos, errores humanos en las inscripciones, aplazar fechas de inicio y unas cuántas cositas más.
Claro, cuando llegamos a destino, olímpicos, limpitos, peinaditos y perfumados como yo con mi cita, parece que el temporal nunca hubiera pasado. Pero sabemos que el camino al crecimiento y al éxito no es recto ni está lustrado.
De hecho, marzo es solo una fracción del año. Luego continúa y se hace imparable. Se siguen creando programas nuevos de formación, a ensayo y error, ya que algunos de mis programas creados no han funcionado y han rebotado al archivo histórico. Otras creaciones despegan y funcionan de maravilla, pero antes tal vez hubieron varias que no.
¿Qué quiero decir con esto? Que es prácticamente imposible vivir en un terreno llano sin complicaciones cuando decidís ponerle el pecho a tu proyecto. Que detrás de eso que tal vez parezca que surgió de la nada y fue un éxito de la noche a la mañana, hay muchos fracasos, errores y tentaciones de rendirse.
Que así como yo tengo que ver fracasar varios proyectos míos para que uno al final funcione de maravillas, vos ves la maravilla pero ella es el fruto del error.
Y está bien. De eso se trata.
Te invito a intentarlo, a fracasar, a equivocarte mucho, y a recoger frutos jugosos. Y al final de todo...peinadit@...impecable.
Leticia Mato - Directora de Circomedia.
Coordinadora del Programa de Mentoría.
¿Querés ser emprendedor y precisás ayuda? ¡Hacé lo que amas!