Danza Contact Improvisation: Un Movimiento Social Revolucionario

El Contact Improvisation desde sus inicios fue considerado por sus propios creadores como un movimiento social, y no solamente como una nueva forma de danza. Esto se debe al hecho de que el Contact rechaza desde el principio todos los tradicionalismos de las danzas conocidas hasta el momento, y busca romper con los roles sexuales, jerarquías, coreografías estructuradas, edad de los bailarines, habilidades o ámbitos de desarrollo.
Busca romper hasta los conceptos culturalmente instalados de lo que era un bailarín. Esa idea de bailarín que tenemos incorporada en nuestro sistema, esa concepción de que bailarín es aquel o aquella que baila en un escenario ¡y que estudia desde los 4 o 5 años! El Contact planteó "a prepo" un concepto de bailarín más que revolucionario: "Bailarín es el que baila". Muchos han reprimido las ganas de bailar, se han perdido esos rituales de bailar por bailar, simplemente por pensar que tendríamos que haber empezado mucho antes.
Otro de los quiebres producidos por el Contact fue en la tiranía del "No Tocar" que se encuentra volando en el aire desde siempre. ¿No tocar? En esta danza se incorporan desde los sutiles toques hasta LA ENTREGA COMPLETA DE TODA LA MASA CORPORAL SOBRE EL OTRO. Contactar en tal magnitud fue etiquetado de "manoseo". Es un tabú, es prohibido, es demasiado audaz. Danzas como el ballet o la danza contemporánea (sin criticar su belleza) se centran principalmente en el trabajo con uno mismo, en la belleza de las figuras en solitario. El Contact catapultó esas figuras y elimina "lo bonito" para deformarlo y transformarlo en AUTÉNTICO, en propio, en irrepetible en cada pieza.
Y para no ser menos, también arrasa con las coreografías super programadas y estructuradas como forma de espectáculos conocidas hasta el momento. En el Contact Improvisation no hay coreografías, solo hay improvisación. Las performances son puramente improvisadas por los bailarines en contacto cada segundo que estén sobre el escenario. Pone VIDA a los bailarines destrozando sus pilotos automáticos.
En conclusión: ya tuvimos cientos de años de danzas bonitas, con cuerpos pequeños y bellezas en las posturas y los vestuarios. Ya tuvimos cientos de años de hombres bailando con mujeres ejerciendo el rol de poder. (¿Hombres bailando con hombres? ¡Que horror!). Busquemos ahora encontrar un movimiento propio, un movimiento natural, un movimiento que nació con nosotros, con la forma de nuestro cuerpo sea cual sea, distinto a todos los demás, con habilidades distintas a la de los demas. Busquemos lo instintivo, volvamos a la naturaleza animal, ya la tenemos, vayamos a buscarla y pidamosle que vuelva. Bailemos. Todos podemos ser bailarines.
Leticia Mato. Bailarina y Docente de Contact Improvisation.
Directora de Compañía Circomedia
Busca romper hasta los conceptos culturalmente instalados de lo que era un bailarín. Esa idea de bailarín que tenemos incorporada en nuestro sistema, esa concepción de que bailarín es aquel o aquella que baila en un escenario ¡y que estudia desde los 4 o 5 años! El Contact planteó "a prepo" un concepto de bailarín más que revolucionario: "Bailarín es el que baila". Muchos han reprimido las ganas de bailar, se han perdido esos rituales de bailar por bailar, simplemente por pensar que tendríamos que haber empezado mucho antes.
Otro de los quiebres producidos por el Contact fue en la tiranía del "No Tocar" que se encuentra volando en el aire desde siempre. ¿No tocar? En esta danza se incorporan desde los sutiles toques hasta LA ENTREGA COMPLETA DE TODA LA MASA CORPORAL SOBRE EL OTRO. Contactar en tal magnitud fue etiquetado de "manoseo". Es un tabú, es prohibido, es demasiado audaz. Danzas como el ballet o la danza contemporánea (sin criticar su belleza) se centran principalmente en el trabajo con uno mismo, en la belleza de las figuras en solitario. El Contact catapultó esas figuras y elimina "lo bonito" para deformarlo y transformarlo en AUTÉNTICO, en propio, en irrepetible en cada pieza.
Y para no ser menos, también arrasa con las coreografías super programadas y estructuradas como forma de espectáculos conocidas hasta el momento. En el Contact Improvisation no hay coreografías, solo hay improvisación. Las performances son puramente improvisadas por los bailarines en contacto cada segundo que estén sobre el escenario. Pone VIDA a los bailarines destrozando sus pilotos automáticos.
En conclusión: ya tuvimos cientos de años de danzas bonitas, con cuerpos pequeños y bellezas en las posturas y los vestuarios. Ya tuvimos cientos de años de hombres bailando con mujeres ejerciendo el rol de poder. (¿Hombres bailando con hombres? ¡Que horror!). Busquemos ahora encontrar un movimiento propio, un movimiento natural, un movimiento que nació con nosotros, con la forma de nuestro cuerpo sea cual sea, distinto a todos los demás, con habilidades distintas a la de los demas. Busquemos lo instintivo, volvamos a la naturaleza animal, ya la tenemos, vayamos a buscarla y pidamosle que vuelva. Bailemos. Todos podemos ser bailarines.
Leticia Mato. Bailarina y Docente de Contact Improvisation.
Directora de Compañía Circomedia