Soy Artista...¡SOCORRO!

Aunque no la hayamos vivido, todos sabemos de una época en que terminar el liceo y hacer una carrera universitaria prestigiosa como escribanía, medicina, abogacía, etc, eran “garantía de seguridad financiera” por el resto de la vida.
Por supuesto, no hay que estar muy despierto como para darse cuenta de que esa época ya pasó. Lo que no pasó es el residuo de esa idea.
Quiero decir con esto que hay muchos jóvenes que aún reciben ese mensaje de sus padres, tíos o abuelos, que tienen la ilusión de que la nena o el nene sean “gente importante” La verdad es que tal vez ni siquiera hayan meditado mucho esa idea. La diferencia hoy es el caso cada vez más omiso que hacen a sus consejeros familiares. Por el simple hecho de que ya se han tomado un taxi y el conductor era un escribano sin trabajo en la profesión en la cual se tituló. Porque todos los días vemos los conflictos por los que atraviesan los profesionales de la medicina cuando de dinero se trata. Porque si estudiamos un poco o investigamos en los consejos de salarios vigentes, el sueldo mínimo para un abogado es ridículo.
En pocas palabras, ya no es atractivo.
Ya se perdió la seguridad. Ya no hay ninguna razón coherente como para seguir estudiando en una profesión que no amamos porque ni siquiera nos otorga seguridad financiera.
Como dice el dicho, Seguridad murió de vieja. Y en este país, hace muchos años ya.
Creo firmemente que ese es uno de los motivos por los cual ha crecido a pasos agigantados la cantidad de estudiantes de artes en general. Vemos más alumnos de teatro, más estudiantes de música, más jóvenes que se acercan a las artes circenses y la danza, etc. Porque entre hacer algo que no me gusta y no me da dinero, y hacer algo que amo y tampoco me da dinero…elijo la segunda.
El problema es… ¿tiene que ser así?
Nuestros padres, abuelos, tíos, y toda la familia se aterran cuando los más jóvenes de la familia optan por transitar el camino artístico. (Sabemos que no siempre, pero en la mayoría de los casos es así). Y ahí llegan los consejos tremendos que pueden hacerte dudar: “Te vas a morir de hambre” “Eso sentís ahora porque sos joven, ya te vas a dar cuenta que vas a precisar un trabajo” “¿Y qué vas a hacer para vivir?” “Me parece bien que te guste el teatro, pero aparte deberías estudiar una carrera”
Ojo, no hay más que buenas intenciones en estos consejos. Ellos nos quieren y tienen terror de que en serio pasemos hambre, no tengamos trabajo, seamos bohemios y vivamos en una pensión. Yo tampoco quería eso para mí cuando empecé a estudiar. PERO HAY QUE TENER MUCHO CUIDADO EN LA ATENCIÓN QUE SE LES PRESTE PORQUE ESOS CONSEJOS PUEDEN SER MUY DAÑINOS.
Cuando me fui a vivir a Buenos Aires en búsqueda de mejores oportunidades de estudio en el Arte Escénico, apenas tenía 18 años y no llevaba un peso en el bolsillo. Estudiaba Arte Escénico desde los 14 y quería investigar más. Mis padres estaban aterrados, pensaron que estaba loca. Pero me conocían lo suficiente como para saber que prohibir o tratar de que pegara la retirada sólo iba a aumentar mi deseo (si es que eso era posible) de transformarme en Artista.
Así que hablaron con otro familiar para que conversara conmigo y tratara de disuadirme. Dado que esa persona no pudo hacerlo en buenos términos, terminó irritada y me gritó “¡Te vas a morir de hambre!”
A la semana siguiente ya estaba viviendo en Buenos Aires.
Lo que nadie sabía, es que mi deseo era ardiente. Y yo no estaba dispuesta a pasar hambre, pero tampoco estaba dispuesta a vivir de otra cosa ni a trabajar recibiendo órdenes de un jefe. Jamás. Yo quería todo, quería vivir del arte, tener dinero y ser mi propia jefa. Era muy ambiciosa.
El problema, es que en ningún taller, escuela de teatro, escuela de circo, de danza, carrera o curso, me enseñaban a vivir de esto. Quiero decir, aprendí métodos y aprendí a ejecutar disciplinas. A controlar mi cuerpo, a proyectar la voz, a improvisar, a bailar, a ser acróbata, a tener destreza física y todo lo que las materias incluían. Y yo era muy tenaz, todo lo llevaba a su máxima posibilidad. ¡Me encanta aprender! Aprendí Stanislavsly, Artaud, Historia del Arte, Graham, Limon y muchos métodos y maestros más… Pero nunca, jamás, en ninguna escuela me enseñaron a hacer dinero con mi profesión.
Ningún maestro me dijo “Y cuando estés parada en el cemento de la ciudad con tu título en la mano podrás vivir intentando esto o aquello” Y dije VIVIR, porque no me interesaba sobrevivir en el medio. Quería VIVIR. Nadie me enseñó educación financiera, como hacer dinero con el arte, como tener un emprendimiento propio y cómo administrarlo. Cómo arriesgarme. Cómo ser artista independiente y no morir en el intento. De hecho, no recuerdo que se haya nombrado la palabra “dinero” en algún momento. Ah no ser cuando se buscaba el apoyo estatal en algún proyecto para obtener fondos de incentivo cultural o similares. ¿Y si yo no quiero esperar a ser seleccionada para algún proyecto y recibir ayuda estatal? ¿Y si yo quiero ser independiente y generar dinero?
Debo aclarar que me gané muchos enojos y era mal vista por algunos compañeros (y hasta el día de hoy). Porque si quería ser artista no podía pensar en dinero. Era anti ético. Era lujurioso, feo, sucio. Entonces busqué algún tipo de legislación que por ser artista me exonerara de impuestos, boletos, luz, agua, alquiler, y canasta básica de alimentos. Como no encontré nada ni semejante, decidí que generar dinero era lo más coherente.
Entonces comprendo que las cosas no pueden ser de otra manera si la raíz del árbol ya viene torcida. Por eso vemos tantos actores, músicos, artistas de diferentes áreas, que para poder disfrutar de su oficio, tienen que recurrir a la situación de empleado, o del “otro trabajo”.
Yo quiero que sepas que SÍ hay formas de generar dinero. Sólo se precisa inteligencia, y la inteligencia se educa. La inteligencia se alimenta y se ejercita como un músculo. La inteligencia es aprender durante toda tu vida sin detenerte. Tu oficio no es incompatible ni se va a ver deshonrado porque estudiás marketing y ventas para saber cómo ofrecer tus servicios como profesional del arte. Por estudiar publicidad, estrategias financieras, contabilidad. “Ah no, yo soy artista, ¿para qué preciso saber todo eso?"
Para tener más opciones. Y con esto no quiero decir por si te va mal en el Arte te buscás un trabajo de otra cosa. Es para tener más opciones, más inteligencia para crear tu vida y tu trabajo solamente en torno a eso que elegiste y que amás.
¿Qué es más difícil? CLARO QUE SI.
Y si apostás a lo seguro, vas a perder, y si ganás, te vas a aburrir. Esto se trata de arriesgarte cada día para defender con uñas y dientes tu vida, tu elección. Es un juego. Y se logra jugar con inteligencia.
Es lo que te dejo por hoy. Y digo por hoy, porque voy a estar entregándote más artículos y ayuda para lograr tu independencia financiera sin resignarte de tu oficio artístico.
Me despido con una sabia frase de Hellen Keller: “La vida es una aventura arriesgada…o no es nada”
Leticia Mato
Directora Compañía Circomedia.
contacto directo: leti.mato@gmail.com / asesoría, mentoría, formación artística.
Por supuesto, no hay que estar muy despierto como para darse cuenta de que esa época ya pasó. Lo que no pasó es el residuo de esa idea.
Quiero decir con esto que hay muchos jóvenes que aún reciben ese mensaje de sus padres, tíos o abuelos, que tienen la ilusión de que la nena o el nene sean “gente importante” La verdad es que tal vez ni siquiera hayan meditado mucho esa idea. La diferencia hoy es el caso cada vez más omiso que hacen a sus consejeros familiares. Por el simple hecho de que ya se han tomado un taxi y el conductor era un escribano sin trabajo en la profesión en la cual se tituló. Porque todos los días vemos los conflictos por los que atraviesan los profesionales de la medicina cuando de dinero se trata. Porque si estudiamos un poco o investigamos en los consejos de salarios vigentes, el sueldo mínimo para un abogado es ridículo.
En pocas palabras, ya no es atractivo.
Ya se perdió la seguridad. Ya no hay ninguna razón coherente como para seguir estudiando en una profesión que no amamos porque ni siquiera nos otorga seguridad financiera.
Como dice el dicho, Seguridad murió de vieja. Y en este país, hace muchos años ya.
Creo firmemente que ese es uno de los motivos por los cual ha crecido a pasos agigantados la cantidad de estudiantes de artes en general. Vemos más alumnos de teatro, más estudiantes de música, más jóvenes que se acercan a las artes circenses y la danza, etc. Porque entre hacer algo que no me gusta y no me da dinero, y hacer algo que amo y tampoco me da dinero…elijo la segunda.
El problema es… ¿tiene que ser así?
Nuestros padres, abuelos, tíos, y toda la familia se aterran cuando los más jóvenes de la familia optan por transitar el camino artístico. (Sabemos que no siempre, pero en la mayoría de los casos es así). Y ahí llegan los consejos tremendos que pueden hacerte dudar: “Te vas a morir de hambre” “Eso sentís ahora porque sos joven, ya te vas a dar cuenta que vas a precisar un trabajo” “¿Y qué vas a hacer para vivir?” “Me parece bien que te guste el teatro, pero aparte deberías estudiar una carrera”
Ojo, no hay más que buenas intenciones en estos consejos. Ellos nos quieren y tienen terror de que en serio pasemos hambre, no tengamos trabajo, seamos bohemios y vivamos en una pensión. Yo tampoco quería eso para mí cuando empecé a estudiar. PERO HAY QUE TENER MUCHO CUIDADO EN LA ATENCIÓN QUE SE LES PRESTE PORQUE ESOS CONSEJOS PUEDEN SER MUY DAÑINOS.
Cuando me fui a vivir a Buenos Aires en búsqueda de mejores oportunidades de estudio en el Arte Escénico, apenas tenía 18 años y no llevaba un peso en el bolsillo. Estudiaba Arte Escénico desde los 14 y quería investigar más. Mis padres estaban aterrados, pensaron que estaba loca. Pero me conocían lo suficiente como para saber que prohibir o tratar de que pegara la retirada sólo iba a aumentar mi deseo (si es que eso era posible) de transformarme en Artista.
Así que hablaron con otro familiar para que conversara conmigo y tratara de disuadirme. Dado que esa persona no pudo hacerlo en buenos términos, terminó irritada y me gritó “¡Te vas a morir de hambre!”
A la semana siguiente ya estaba viviendo en Buenos Aires.
Lo que nadie sabía, es que mi deseo era ardiente. Y yo no estaba dispuesta a pasar hambre, pero tampoco estaba dispuesta a vivir de otra cosa ni a trabajar recibiendo órdenes de un jefe. Jamás. Yo quería todo, quería vivir del arte, tener dinero y ser mi propia jefa. Era muy ambiciosa.
El problema, es que en ningún taller, escuela de teatro, escuela de circo, de danza, carrera o curso, me enseñaban a vivir de esto. Quiero decir, aprendí métodos y aprendí a ejecutar disciplinas. A controlar mi cuerpo, a proyectar la voz, a improvisar, a bailar, a ser acróbata, a tener destreza física y todo lo que las materias incluían. Y yo era muy tenaz, todo lo llevaba a su máxima posibilidad. ¡Me encanta aprender! Aprendí Stanislavsly, Artaud, Historia del Arte, Graham, Limon y muchos métodos y maestros más… Pero nunca, jamás, en ninguna escuela me enseñaron a hacer dinero con mi profesión.
Ningún maestro me dijo “Y cuando estés parada en el cemento de la ciudad con tu título en la mano podrás vivir intentando esto o aquello” Y dije VIVIR, porque no me interesaba sobrevivir en el medio. Quería VIVIR. Nadie me enseñó educación financiera, como hacer dinero con el arte, como tener un emprendimiento propio y cómo administrarlo. Cómo arriesgarme. Cómo ser artista independiente y no morir en el intento. De hecho, no recuerdo que se haya nombrado la palabra “dinero” en algún momento. Ah no ser cuando se buscaba el apoyo estatal en algún proyecto para obtener fondos de incentivo cultural o similares. ¿Y si yo no quiero esperar a ser seleccionada para algún proyecto y recibir ayuda estatal? ¿Y si yo quiero ser independiente y generar dinero?
Debo aclarar que me gané muchos enojos y era mal vista por algunos compañeros (y hasta el día de hoy). Porque si quería ser artista no podía pensar en dinero. Era anti ético. Era lujurioso, feo, sucio. Entonces busqué algún tipo de legislación que por ser artista me exonerara de impuestos, boletos, luz, agua, alquiler, y canasta básica de alimentos. Como no encontré nada ni semejante, decidí que generar dinero era lo más coherente.
Entonces comprendo que las cosas no pueden ser de otra manera si la raíz del árbol ya viene torcida. Por eso vemos tantos actores, músicos, artistas de diferentes áreas, que para poder disfrutar de su oficio, tienen que recurrir a la situación de empleado, o del “otro trabajo”.
Yo quiero que sepas que SÍ hay formas de generar dinero. Sólo se precisa inteligencia, y la inteligencia se educa. La inteligencia se alimenta y se ejercita como un músculo. La inteligencia es aprender durante toda tu vida sin detenerte. Tu oficio no es incompatible ni se va a ver deshonrado porque estudiás marketing y ventas para saber cómo ofrecer tus servicios como profesional del arte. Por estudiar publicidad, estrategias financieras, contabilidad. “Ah no, yo soy artista, ¿para qué preciso saber todo eso?"
Para tener más opciones. Y con esto no quiero decir por si te va mal en el Arte te buscás un trabajo de otra cosa. Es para tener más opciones, más inteligencia para crear tu vida y tu trabajo solamente en torno a eso que elegiste y que amás.
¿Qué es más difícil? CLARO QUE SI.
Y si apostás a lo seguro, vas a perder, y si ganás, te vas a aburrir. Esto se trata de arriesgarte cada día para defender con uñas y dientes tu vida, tu elección. Es un juego. Y se logra jugar con inteligencia.
Es lo que te dejo por hoy. Y digo por hoy, porque voy a estar entregándote más artículos y ayuda para lograr tu independencia financiera sin resignarte de tu oficio artístico.
Me despido con una sabia frase de Hellen Keller: “La vida es una aventura arriesgada…o no es nada”
Leticia Mato
Directora Compañía Circomedia.
contacto directo: leti.mato@gmail.com / asesoría, mentoría, formación artística.